La lactancia materna ayuda a que la mandíbula alcance la mejor posición respecto al maxilar superior ya que todos los bebés nacen con ella un poco atrasada y la posición que toman al pecho hace que se vaya adelantando, de esta forma entre los bebés lactantes hay menos problemas de malas relaciones entre maxilares.
Mientras el niño está lactando no puede respirar por la boca por lo que la lactancia materna propicia buenos hábitos de respiración nasal y correcta masticación y deglución.
Además, los elementos inmunológicos que el niño adquiere con la lactancia materna hacen que disminuyan las reacciones alérgicas y las infecciones respiratorias.
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