La gingivitis es una de las afecciones más comunes en las consultas de los dentistas. Se caracteriza por enrojecimiento, inflamación y sangrado de las encías. En la consulta es de fácil detección al observarse sangrado al sondaje periodontal, explorando el surco, y al no observar bolsa periodontal.

La caries y la gingivitis son las dos enfermedades infecciosas bucales más prevalentes en las consultas, presente la primera hasta en un 90% de los pacientes en edad adulta, y la segunda entre el 50 y el 60% de las personas.

Su formación se debe a la aparición de biofilm y la consiguiente proliferación de bacterias de modo incontrolado. Las células de defensa, los neutrófilos, proliferan y luchan contra el biofilm, pero si no son capaces de eliminarlo la respuesta inflamatoria se cronifica y puede acabar dañando los tejidos.

La gingivitis es una señal de alarma antes de que avance hacia patologías más graves.

En este punto, si no eliminamos mecánica o químicamente ese biofilm, nuestro sistema de defensa puede acabar por no eliminar la gingivitis, una afección que si avanza se deriva en la destrucción de los tejidos periodontales y la aparición de la periodontitis. Así pues, la gingivitis es una señal de alarma antes de que avance hacia patologías más graves.

Prevención

Los profesionales sanitarios tienen la oportunidad de prevenir el avance de estas enfermedades a través de una adecuada educación en higiene bucal, mostrando en consulta el porqué de la aparición de la gingivitis y su tratamiento.

La utilización de tintes biológicos, como la eritrosina, es muy útil, ya que muestra al paciente dónde hay más placa bacteriana. Cuando aparece el biofilm, este no solo se expande por una inadecuada higiene bucal, sino que, además, el paciente entra en un círculo vicioso en el que el dolor asociado a la inflamación de las encías y un mayor surco gingival dificultan, a su vez, la higiene bucal.

Tratamiento

Una vez aparece la gingivitis, el tratamiento debe comenzar con la eliminación de las bacterias que lo causan. Para ello se realiza una higiene profesional supragingival y de la zona del surco. Tras esa fase es cuando es necesario enseñar al paciente cómo controlar el biofilm desde cero, explicándole cómo prevenirlo.

La principal arma es la eliminación mecánica del biofilm por medio del cepillado diario, ya sea con un cepillo manual o con uno eléctrico. Su uso debe realizarse de manera adecuada, un mínimo de 2 minutos, y sin miedo a acercar el cabezal al margen de las encías para eliminar la placa.

A pesar de la efectividad de los cepillos, las zonas interdentales siguen siendo el punto débil de la higiene bucal. Por ello, el uso de la seda o de cepillos interproximales es imprescindible para prevenir y controlar la gingivitis. Junto con el uso de cepillos y seda o cepillos interdentales se deben utilizar pastas dentífricas y colutorios para completar la higiene.

Las pastas son el mejor vehículo para aplicar agentes químicos, ya que actúan de forma simultánea a la eliminación mecánica del biofilm. Pero no todas las pastas son iguales: según qué principio activo lleve así de eficaz se mostrará.

Por lo que respecta a los colutorios, como ocurre con las pastas, no todos son iguales. El componente estrella antiplaca sigue siendo la clorhexidina, un agente antibacteriano muy eficaz, capaz de penetrar dentro del biofilm pero que hay que utilizar de manera adecuada al tener un efecto secundario, que es la tinción de los dientes que no se limpian adecuadamente.

Con menor eficacia antibacteriana estarían los colutorios con aceites esenciales y los que contienen cloruro de cetilpiridinio.

Es importante destacar que los enjuagues no eximen el trabajo de eliminación mecánica a través de los cepillos dentales, interdentales o del hilo. No son sustitutos y no curaremos la gingivitis sin una higiene interdental adecuada.

La principal conclusión es que la gingivitis supone una señal de alarma de que existe un problema en las encías. Por ello, la educación en higiene dental es la mejor forma para su tratamiento y prevención. Esta higiene pasa por un buen control mecánico del biofilm, con la ayuda del cepillo dental y de los cepillos interproximales  y/o la seda, además de la utilización de agentes químicos en forma de pasta o colutorios.

Fuente

II Simposio SEPA-Dentaid. Ponencia Dra. Mara Escribano

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