Con el paso del tiempo, el esmalte dental -que es la capa más superficial del diente y, originalmente, de un blanco traslúcido- se desgasta y va dejando ver la dentina -la parte interna-, que tiene un color amarillento. A parte del factor tiempo, el siguiente motivo está en nuestros estilos de vida. En primer lugar, en los hábitos alimenticios: hay comida y bebidas que tiñen nuestros dientes, como el café, el té, el vino, aderezos como el ketchup o el vinagre de módena, y algunos refrescos que contienen taninos. También perjudican el brillo natural de nuestros dientes los cítricos, porque erosionan el esmalte y lo vuelven más poroso.
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